El mapeo como metodología para estudios de público
- Ana Mata
- Dec 15, 2016
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[Este texto se desarrolló como parte del proyecto sobre Estudios de Público en Museos Nacionales coordinado por Diana Chanquía. El proyecto fue producto de la colaboración entre la Dirección Nacional de Museos y la Dirección Nacional de Investigación Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina durante el año 2016]

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Para vislumbrar la relación entre mapeo colectivo y estudios de público es necesario un paso previo; uno en el que la institución cultural se interese por su entorno y por las personas que participan en la construcción de ese entorno. Las preguntas centrales podrían ser: cómo es el entorno para el museo y cómo es el museo para el entorno. Lo que podría llevarnos a pensar que este interés implicaría idealmente la posibilidad de diálogo y retroalimentación entre la institución cultural y el entorno: implicaría la permeabilidad. La decisión de utilizar la herramienta del mapeo colectivo para hacer estudios de público tiene que ver con ese deseo de permeabilidad.
Este breve escrito busca hacer un repaso por la metodología del mapeo colectivo, que es una de las múltiples herramientas comprendidas en el universo de la investigación-acción-participativa (IAP). En este caso particular, la selección del mapeo como herramienta de trabajo tiene que ver con la necesidad de conocer el entorno de los museos nacionales ubicados en el Casco Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Definición y uso
El mapeo es uno de los nombres que se le da a la creación colectiva y colaborativa de conocimiento sobre un territorio. Para el mapeo, resulta valioso distinguir conceptualmente “espacio” y “territorio”. Dicho sencillamente, entendemos que “el territorio es el espacio socialmente construido” [1]. Por lo tanto, el uso del mapeo es ideal en investigaciones que centren su interés en el estudio del espacio social. Cuestiones como la territorialidad, el uso, la pertenencia y la apropiación del espacio público, son sólo algunas de sus temáticas de interés.
A nivel operativo, el mapeo se organiza a partir de encuentros horizontales entre actores del territorio a estudiar. El aporte principal del mapeo es poner la cartografía al servicio de la ciudadanía para investigar el lugar que ella misma ocupa y elegir actuar con base en dicha investigación, con miras en la democratización.
Metodología
El entendimiento de la realidad social como un entramado complejo ha dado lugar a que las ciencias sociales vayan incorporando nuevos recursos para su estudio. La investigación-acción-participativa (IAP) es uno de los recursos que continúa desarrollándose y sumando a la polifonía de las ciencias sociales. La importancia de la IAP se revela a partir de sus particularidades: aproximarse a la realidad social teniendo en cuenta la implicación de las partes y simultáneamente conocer e intervenir dicha realidad [2].
Se insiste en que el mapeo, como investigación-acción-participativa, es una metodología interesada en la creación colectiva y colaborativa de conocimiento. A nivel conceptual, esto implica que el conocimiento sea entendido como una construcción social que depende del intercambio con otros y con la naturaleza.
Para mapear se utilizan técnicas y vivencias. Las técnicas del mapeo, al igual que en la IAP, son versiones flexibles de las técnicas tradicionales de investigación social; observación participante y entrevistas, por ejemplo. Su flexibilización busca posibilitar la participación de la gente que aporta un conocimiento vivencial imprescindible.
Tanto las técnicas como las vivencias son necesarias para los fines que el mapeo persigue al ser una investigación-acción-participativa:
Investigación en tanto busca producir conocimiento científico respecto de la realidad social mediante el aporte de saberes de los participantes
Acción en tanto que su información tiene sentido en la medida en que produce un movimiento hacia la transformación o la construcción informada
Participación en tanto implica un proceso permanente, comprometido y horizontal de construcción social entre sus investigadores/actores
Para realizar un mapeo es imprescindible la observación directa de la situación que se quiere conocer. Por ello, su actividad es llevada a cabo exclusivamente por los actores que habitan y construyen el territorio en cuestión.
El mapeo utiliza la elaboración de mapas como soporte visual donde se depositan los productos del encuentro. El mapa en sí ayuda a mirar más allá de los límites políticos-administrativos entendiendo su arbitrariedad para replantearlos cuando y si es necesario. Además, el mapa es un elemento cotidiano compartido que puede desatar la comunicación entre participantes que estén empezando a trabajar juntos y sirve para visibilizar la información.
No podemos dejar de lado que el mapa no es un territorio. El mapa es una representación gráfica que, marcada por el imaginario, distingue un espacio de otros espacios. Su utilización ha variado con el paso del tiempo, pero en términos generales puede decirse que su realización es un quehacer técnico, lo que implica la imposición de una representación particular del espacio.
Los aspectos territoriales se le escapan a los mapas convencionales. En este sentido, el mapeo es un espacio de investigación-acción que busca propiciar la territorialización de los mapas confeccionados. Esto puede conseguirse en un sinfín de maneras, ya que depende del grupo y sus intereses particulares. Sin embargo, algunas ideas incluyen:
Empezar representando lo más sencillo para ir avanzando hacia la representación gráfica de lo más complejo
Abordar críticamente las múltiples capas que conviven y se montan sobre el espacio geográfico. La capa natural (bosques, ríos), la infraestructural (escuelas, plazas, monumentos), la histórica-social (interacciones y relatos), la de conflictos-tensiones (apropiaciones territoriales, contaminación del agua) por ejemplo.
Realizar mapas temporales: mapas del pasado, mapas del presente, mapas del futuro.
Elaborar mapas corporales, emocionales y sensoriales.
La legitimidad de los mapas producto de un mapeo es dada por el hecho de que fueron construidos colectivamente[3]. Es decir que su legitimidad no es técnica, sino social. Más que elaborar un mapa, “mapear” es gestionar un encuentro que suscite reflexiones centradas en la transformación del espacio en territorio. El mapa terminaría siendo un producto secundario del encuentro cuyo principal producto es la reflexión.
Procesamiento de información
El procesamiento de la información obtenida en el mapeo suele ser ordenada buscando la coherencia interna de las relaciones que se presentan en el mapa. El establecer dicha coherencia interna ayuda a vislumbrar las posibles actividades/proyectos que pueden llevarse a cabo para actuar en ese territorio mapeado.
En síntesis
Mapear es construir conocimiento colectivo y colaborativo sobre un territorio
Los actores del territorio son quienes llevan a cabo el mapeo
Para el mapeo es necesaria la observación directa de la situación en cuestión
La elaboración de mapa durante el mapeo sirve para manejar la información en un soporte visual
El mapa puede trabajarse de varias maneras: de lo más simple a lo más complejo, a partir de distintas capas de interés para los participantes (natural, infraestructural, histórica, social, etcétera) y de las diferentes dimensiones temporales (pasado, presente o futuro)
El mapa representará cada elemento según la decisión de quienes mapean
El mapeo es más un encuentro de reflexión que la elaboración de un mapa
La naturaleza del mapeo implica proponer acciones de acuerdo a la relación de los elementos representados en el mapa
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Notas
[1] Risler, J. y Ares, P. (2013). Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa. Tinta Limón. P. 5.
[2] Ander-Egg, E. (2003). Repensando la investigación-acción-participativa. Lumen-Humanitas.
[3] Herrera, J. (2008). Cartografía social. Tomado el, 8, 13.
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Bibliografía
Ander-Egg, E. (2003). Repensando la investigación-acción-participativa. Lumen-Humanitas.
Herrera, J. (2008). Cartografía social. Tomado el, 8, 13.
Martí, J. (2000). La investigación-acción participativa. Estructura y fases. La investigación social participativa. Construyendo ciudadanía/1. El viejo Topo. España. pp, 73-117.
Risler, J. y Ares, P. (2013). Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa. Tinta Limón.
Valles, M. S. (2000). Técnicas cualitativas de investigación social. Síntesis Editorial.
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